Soy mujer, trabajadora social, hija, esposa, hermana y tía, incluso tía abuela; mi familia es de origen católica siempre con tolerancia con las diferentes creencias. Tengo 47 años y vivo en Lampa.
En mi caminar en la fe, descubrí en mi historia a un Cristo vivo, especialmente con las personas que más sufren. Desde esta causa, he trabajado para favorecer una cultura de derechos humanos y favorecer espacios de participación y no discriminación de niños, niñas, jóvenes, mujeres y personas mayores. Laboralmente, me desempeño hace 20 años en la Vicaría de la Pastoral Social -Ex Vicaría de la Solidaridad, además en Caritas Chile y como docente e investigadora en varias universidades de la región Metropolitana.
Conozco bien el territorio y sus personas, es por eso que me interesa ser constituyente y participar en la escritura de la nueva convención, porque creo en la escucha, en la participación protagónica y en la co-construcción colectiva por medio del diálogo, poniendo siempre al centro a las personas, su dignidad y una casa común que cuidemos entre todos y todas con respeto.